MAÑANA DEL DOMINGO DE RAMOS
Celebramos la entrada triunfal de Jesús. Nos levantamos antes del amanecer (como hacía Jesús), y leemos el Salmo 118:19-26 y Marcos 11:1-11.
Con estos dos pasajes, en sus liturgias, celebran hoy al Señor los anglicanos, presbiterianos, luteranos y católicos romanos.
DESPUÉS DE HABER LEÍDO LOS PASAJES BÍBLICOS
Días anteriores, Jesús y sus discípulos estaban en Jericó (Lucas 19:1-10), a unos 27 km. de Jerusalén, y luego, siguiéndoles una “gran multitud”, Jesús sanó a dos ciegos (Mateo 20:29-34), y se fueron hasta Betania, un pueblo a 3 km al este de Jerusalén, y allí, en la “casa de Simón el leproso” (Mateo 26:6) María ungió a Jesús, y pasaron el sábado, día de reposo (Juan 12:1-11).
El domingo a la mañana salieron de Betania, y llegaron frente a Betfagé (Mateo 21:1). Ahí Jesús “envió dos de sus discípulos” a buscar un pollino para entrar a Jerusalén y cumplir así Zacarías 9:9.
Entre esa llegada, el envío al pueblo, la búsqueda de ellos del pollino, el regreso, y el camino hasta Jerusalén pasaron algunas horas.
Finalmente, quizás en el principio de la tarde, entró Jesús a Jerusalén sentado en el pollino.
El que la gente tendiera mantos y ramas por el camino delante de Jesús era un signo de respeto hacia el Rey que llegaba. La expresión “Hosanna” significa literalmente “sálvanos” (así es traducida en la RV60 en el Salmo 118:25), pero en ese momento estaba siendo usada en la perspectiva de que lo que estaba sucediendo era un cumplimiento de esa profecía en ese Salmo, y de Zacarías 9:9. El dar voces diciéndole “Hosanna, sálvanos” a Jesús en ese momento, era alabanza exultante, ya que uno espera de alguien grandes cosas solo si lo considera lo suficientemente grande para que las pueda hacer. De Jesús esperaban que fuera el Rey prometido por Dios que logra cumplir todas sus promesas.
Así que acá representa una especie de: “¡Viva, se está cumpliendo la profecía mesiánica del Salmo 118! ¡Viva el Rey hijo de David que trae salvación a su pueblo sobre todos sus enemigos”. Por eso también siguen repitiendo las palabras de ese Salmo: “Bendito el que viene en el nombre del Señor” (Salmo 118:26). Y agregan: “¡Bendito el reino de nuestro Padre que viene! Hosanna en las alturas”. Lucas 19:38 añade que también decían: “gloria en las alturas”.
Nosotros hoy, con la luz del evangelio, con el signo de las ramas, y al decir “Hosanna”, estamos proclamando: “¡Viva!, ¡aleluya!, se cumplieron las profecías, Jesús es el Rey de reyes que habría de venir. Por ÉL somos hijos de Dios y reinaremos a su lado. ¡Viva el Rey que, así como cumplió las primeras profecías, las cumplirá absolutamente todas, volverá a reinar, traerá justicia y absoluta consolación, y nos glorificará (Romanos 8:30) y salvará por completo de todos nuestros enemigos! ¡Viva! ¡Bendito el reino de nuestro Padre que viene! Hosanna en las alturas. ¡Jesús es el Rey y Señor!”.
Litúrgicamente, ayer terminamos nuestro tiempo de Cuaresma. Luego del quebranto de los 14 días de las “Estaciones de la Cruz”, de pronto, como muy abruptamente, Jesús irrumpe en nuestra vida con esta entrada triunfal de gozo. Hoy comienza la enormemente ansiada semana santa de Pascua, que nos conducirá a la celebración del domingo de resurrección. ¡Hosanna! Bendito el que viene en el nombre del Señor.
Los cuatro evangelios relatan esta entrada triunfal a Jerusalén este domingo.
Hoy revivimos lo que sucedió este domingo con pequeños ramos de olivo, y cada uno de nosotros va a llevar a su casa uno de esos ramos pequeños (los va a proveer la Iglesia), y los va a colocar en un lugar muy visible dentro de su casa. Este ramo de olivo nos va a recordar en estos días de Semana Santa en qué momento central en nuestra vida estamos, y también de alabar a Dios por su inconmensurable amor por nosotros. ¡Hosanna!
Una vez que termine esta Semana Santa, vamos a guardar esos ramitos en algún lugar seguro, porque el año que viene, como es tradición desde el principio, los vamos a quemar para transformarlos en las cenizas para el “Miércoles de Ceniza” de principio de Cuaresma.
PRÁCTICA
Dentro del gozo que encontramos en la entrada triunfal de Jesús, si lo piensas un poco, enseguida encontrarás notas muy amargas. Muchas de aquellas personas que lo recibían con alabanza, fueron las mismas que pocos días después en Jerusalén pedían que Pilato lo crucifique (Mateo 27:20-23).
Tómate un buen tiempo ahora para pedirle a Dios que su Espíritu Santo te guíe para orar profundamente por la Iglesia en la que Dios te puso, por cada líder y cada miembro, y también por tu familia. Que cada uno de ellos viva una fe genuina, real, profunda. Sin doblez de corazón (Salmo 12:2).
Y cree que Dios te está escuchando, y que si no pedimos no tenemos (Santiago 4:2). En esa fe, ora también por la reunión de hoy de la Iglesia del Señor.
Va a ser hermoso al vernos hoy en la Iglesia del Señor, saludarnos diciéndonos “Hosanna”.
Diciendo así celebramos la primera venida de nuestro Salvador, y lo alabamos en su segunda venida. Jesús anunció un tiempo en el que se volverá a decir: “Bendito el que viene en nombre del Señor” (Lucas 13:35). ¡Ese es el tiempo de su regreso, y está cerca!
NOCHE DEL DOMINGO DE RAMOS
De acuerdo a Marcos 11:11 Jesús regresó esa tarde-noche a Betania. Es muy probable que se quedara junto con sus discípulos en la casa de sus amigos Marta, María y Lázaro. Ora esta noche con tu familia, antes de dormir, para que el Señor prepare sus corazones para estos días sagrados y sea un tiempo donde lo adoren, Dios responda sus peticiones por el bien de otros, y que todo esto afecte sus vidas por el resto del camino.