MAÑANA DEL MARTES
Hoy es el tercer día de la Semana Santa. Nos levantamos antes del amanecer (como hacía Jesús), y leemos Marcos 11:20-26.
DESPUÉS DE HABER LEÍDO EL PASAJE DEL EVANGELIO
Luego de probablemente haber dormido en el monte de los Olivos, nuevamente, a la mañana del martes, Jesús y sus discípulos salieron hacia Jerusalén, y pasaron por el lugar donde estaba la higuera que el Señor había maldecido el día anterior, y todos “vieron que la higuera se había secado desde las raíces” (Marcos 11:20). Allí Jesús, en ese momento, dio todo un mensaje de autoridad (Marcos 11:22-24), junto con una gran guía para oraciones que Dios recibe (Marcos 11:25,26).
Ya en Jerusalén, Jesús ponderó en el templo la ofrenda de una viuda pobre (Lucas 21:1-4), dio largos y riquísimos discursos contra la hipocresía de los escribas y fariseos, habló extensamente sobre su segunda venida y el fin de los tiempos, y contó muchísimas parábolas (Mateo 21-25; Marcos 12-13). Es el día de las parábolas. Y aún, lo sucedido a la mañana bien temprano, la higuera maldecida que se secó, más allá de ser un hecho verídico, es toda una parábola. Tanto porque la higuera representa al Israel que bajo el juicio de Dios se secaría, como por el hecho de que quien habla en el tono más victorioso de que puede mover montes con solo decirlo (Marcos 11:23), menos de 3 días después será apresado, golpeado, avergonzado en extremo y asesinado.
Jesús es el Señor y Rey que pudiendo mover montes solo con su orden, se entrega al sacrificio como un cordero indefenso pensando en ti, en amarte a ti hasta el final. Tú eres parte de su gozo que lo impulsó (Hebreos 12:2), parte del fruto del que profetizó Isaías 53:11 que Jesús vio luego de su sufrimiento, y lo hizo pensar que valió completamente la pena: “verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho”.
Este pasaje que nos muestra menos de 3 días antes de la Pasión de Jesús, tiene toda la intención de explicarnos lo que vendrá. Por esto mismo enseguida Marcos añade en el pasaje una pequeña conversación en la que los “principales sacerdotes” le preguntan con qué autoridad hace esas cosas, y Jesús les responde que no les dirá con qué autoridad lo hace (Marcos 11:27-33). La palabra autoridad, potestad, queda en el aire.
El Señor, la autoridad, el Hijo de Dios, el Rey que reinará sobre todo, no se queda esperando que alguien más salga a la batalla por el Reino. ÉL desciende, y sale a la guerra. Lo renuncia todo decidido a hacer todo lo que es necesario que hay que hacer por su pueblo. ¡Sin duda es nuestro Supremo Héroe!
PRÁCTICA
Lee y relee las palabras de Jesús en Marcos 11:22-26. Y ora sobre esto.
Empuja tu corazón a obedecer el llamado de Jesús: “Tened fe en Dios” (Marcos 11:22). El Verbo de Dios está guiándote ahí por el camino.
Luego ve que si sigues ese llamado, se te ha puesto a tu disposición, autoridad y posibilidades que quizás no estés viviendo (Marcos 11:22-24). Una vida que avanza en esa fe sin duda es notoria en su generación. Si no estás viviendo así pídele perdón al Señor por no creer en lo que ÉL te concedió, ruega que fortalezca tu fe, toma decisiones para cambiar de perspectiva y pasar a ejercitar lo que Jesús aseguró que nos era concedido, e intercede hoy por otros hermanos y el avance de la Iglesia en medio de este mundo de desesperación. Ora en esa fe y Dios hará lo imposible.
También presta atención que cuando Jesús habló de creer y orar imposibles y recibir, enseguida presenta un enemigo para todo esto: la falta de perdón (Marcos 11:25,26). Hoy asegúrate de haber perdonado a absolutamente todos. Nosotros no solo no esperamos la caída de nuestros hermanos, sino que aún anhelamos el bien de nuestros enemigos.
DURANTE EL DÍA
¡Comparte hoy, ni bien puedas, todo esto con tus hijos! Dios está contigo, y ÉL te va a usar como su instrumento para dirigir sus vidas.
NOCHE DEL MARTES
Ora de corrido esta noche antes de dormir el Salmo 45.
El Salmo 45 fue un Salmo usado para las bodas del rey. Ora entendiendo en este Salmo a Jesús el Rey, el Esposo Divino (1-9), y al Padre hablando de la desposada de su Hijo, la Iglesia (10-17).
Esta Semana Santa es el tiempo de tu desposorio con Cristo (2 Corintios 11:2).
Intercala la oración con este Salmo 45, con el clamor que el Espíritu Santo va poniendo en tu corazón.