Marcos 10:45:
“Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en RESCATE por muchos”.
Como ya vimos en la primera parte de este Catecismo (”Qué Somos”), Missio preserva mucho de la tradición de la Reforma del siglo 16, y esto incluye lo referente a los lemas reformados “Sola Gratia” (Solo por Gracia) y “Solus Christus” (Solo Cristo), que veremos en esta lección, y tiene conformidad con la perspectiva de la llamada “vía media” Anglicana y su sector arminiano clásico, las confesiones luteranas del siglo 16, y el cuidado de la salvación con temor y temblor del Metodismo del siglo 18.
Recordemos algunas cosas que ya vimos:
Dios creó la Tierra como un lugar de deleite con el hombre como su representante para reinar y administrar, y en plena comunión con ÉL (Génesis 1 y 2).
Satanás tentó al ser humano a la rebelión contra Dios, diciéndole que así no solo encontraría su máximo bien, sino que llegaría a ser su propio dios (Génesis 3:1-6).
De esta manera:
1- el ser humano, rebelde a Dios, quedó lejos de Dios y esperando el castigo merecido por su rebelión (Génesis 3:22-24; Romanos 1:18-32; 3:23).
2- se corrompió la naturaleza humana (Génesis 6:5-7; Romanos 3:10-18; 7:14-24).
3- el ser humano quedó bajo la potestad del reino de Satanás en la Tierra (Efesios 2:1-3). El diablo trasladó su rebelión a la tierra, creando su reino (Lucas 4:5,6; Mateo 12:25,26).
4- entró la tragedia a la existencia humana (Génesis 3:16-19; Romanos 8:19-22).
Como ya vimos en estas lecciones, Dios, desde el primer momento de la rebelión humana, prometió que pelearía por el ser humano (Génesis 3:15). Hablando a través de sus profetas, anunció que un hombre nacido de mujer, descendiente de Abraham (Génesis 22:18), hijo del rey David (1 Crónicas 17:11,12), y a la vez Hijo de Dios mismo (Salmo 2:7), traería salvación.
ÉL es Jesús.
Ahora, ¿qué significa salvación?
Recién vimos que Satanás tentó al ser humano a la rebelión contra Dios, diciéndole que así no solo encontraría su máximo bien, sino que llegaría a ser su propio dios.
Pero de esta manera:
1- el ser humano, rebelde a Dios, quedó lejos de Dios y esperando el castigo merecido por su rebelión.
2- se corrompió la naturaleza humana.
3- el ser humano quedó bajo la potestad del reino de Satanás en la Tierra. El diablo trasladó su rebelión a la tierra, creando su reino.
4- entró la tragedia a la existencia humana.
La salvación que Dios trajo a través de Jesús no fue solo en uno de estos 4 puntos. Dios trajo salvación a través de Jesús en los 4 puntos.
La Biblia entera es la historia de la salvación. El evangelio (significa en castellano ”buenas nuevas”), son las buenas nuevas de salvación (Efesios 1:13).
El término “salvación” (”sotería” en griego) habla de liberación, rescate, dar la victoria. Dios, luego de la rebelión, salió en rescate del ser humano y su habitat, la Tierra, restaurándolo a su condición y diseño original.
1- LEJOS DE DIOS Y ESPERANDO EL CASTIGO MERECIDO POR SU REBELIÓN
El ser humano quedó en un estado de injusticia ante Dios, con una voluntad esclava del mal.
Romanos 3:10-24 nos deja ver cómo ve Dios al ser humano meramente en su propia condición:
“10 Como está escrito:
No hay justo, ni aun uno;
11 No hay quien entienda,
No hay quien busque a Dios.
12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
13 Sepulcro abierto es su garganta;
Con su lengua engañan.
Veneno de áspides hay debajo de sus labios;
14 Su boca está llena de maldición y de amargura.
15 Sus pies se apresuran para derramar sangre;
16 Quebranto y desventura hay en sus caminos;
17 Y no conocieron camino de paz.
18 No hay temor de Dios delante de sus ojos”.
Bajo esta condición esclava del mal, el ser humano formó parte de los enemigos en rebeldía contra Dios, por tanto el juicio de Dios estaba contra el ser humano:
Romanos 3:19,20:
“19 Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios;
20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”.
Pero Dios dio a su Hijo en rescate. Jesús murió por los pecados de toda la humanidad (Hebreos 2:9). Y todo aquel que cree en Jesús, recibe una declaración de justicia de Dios sobre él. Es declarado dentro de los justos, aquellos que son su pueblo.
Romanos 3:21-24:
“21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;
22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,
23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención (rescate) que es en Cristo Jesús”.
Jesús se entregó a la muerte en pago suficiente delante de su Padre por todo pecado de los seres humanos (1 Juan 2:2). Así “la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres” (Tito 2:11).
Todo el que cree en Jesús queda libre de pagar la condena por el pecado, está “justificado gratuitamente por su gracia” (Romanos 3:24). Dios no lo salvó porque vio el más mínimo bien en él. Sino gratuitamente por completo.
El pago suficiente fue hecho delante del Juez, Dios; por Jesús y su muerte. Todo el que cree en Jesús queda libre.
Romanos 5:8-10:
“8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
9 Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.
10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida”.
De enemigos de Dios esperando la ira de Dios, a reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo. Los cristianos fueron justificados en la sangre de Cristo.
2- CON UNA NATURALEZA HUMANA CORROMPIDA
Y así, el que cree en Jesús, no solo recibe perdón gratuito, sino también experimenta una muerte de su vieja vida de rebelión contra Dios.
Dios creó al ser humano “recto” (Eclesiastés 7:29), pero en la rebelión, entró el estado de la muerte que lo corrompió todo, y así formamos parte de los enemigos de Dios (como vimos en Romanos 5:10). Así el ahora seguidor de Cristo, justificado en ÉL, experimenta una nueva vida. Hasta ese momento tenía una naturaleza humana corrompida:
Tito 3:3:
“3 Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros”.
Pero experimentó la salvación de Dios y, en esa salvación, el Espíritu Santo vino a transformarlo:
Tito 3:4:
“4 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,
5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador”.
Este pasaje nos muestra lo que éramos, y luego nos habla de una salvación absolutamente gratuita (”no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia”). Fuimos salvados en Cristo no por algo bueno que pudiéramos haber intentado hacer, sino que la causa fue puramente: “por su misericordia”.
¿Cómo habla este pasaje que fuimos salvados?
“5 nos salvó... por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador”.
Este pasaje habla de que, una vez que fuimos perdonados en Cristo y reconciliados con Dios, progresó esa salvación en nosotros en “el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3:5).
El Espíritu Santo vino a nosotros y nos hizo nuevos.
2 Corintios 5:17:
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
Efesios 2:8-10:
“8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
9 no por obras, para que nadie se gloríe.
10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.
Esta nueva creación, gracias a Cristo, y hecha por el Espíritu Santo, es una nueva persona delante de Dios. Y esta nueva persona es adoptada como hijo de Dios:
Juan 1:12,13:
“12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”.
Dios, en la salvación en Cristo, necesita hacer de nuevo al ser humano para relacionarse con él.
Esto es tan importante que Jesús llegó a decir que “el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3).
3- BAJO LA POTESTAD DEL REINO DE SATANÁS EN LA TIERRA
La salvación de Dios a través de su Hijo no solo quita lo que separaba al ser humano de ÉL y lo hacía su enemigo, y lo hace nacer de nuevo por su poder para comenzar a transformarlo por completo; sino que la salvación incluye el rescate del reino de rebelión de Satanás.
Colosenses 1:12-14:
“12 con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;
13 el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,
14 en quien tenemos redención (”apolútrosis” - rescate) por su sangre, el perdón de pecados”.
La salvación, como dijo el apóstol Pablo, implica “la conversión de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios” (Hechos 26:18). Hemos sido rescatados, Satanás ya no tiene autoridad sobre nuestras vidas.
4- EN TRAGEDIA, SUFRIMIENTO, DESTRUCCIÓN
Los 3 aspectos que recién nombramos acerca de la salvación de Dios en Cristo, los 3 primeramente sucedieron en nuestro pasado:
1- estábamos lejos de Dios y esperando el castigo merecido por su rebelión, y recibimos total perdón y reconciliación.
2- nuestra naturaleza humana se corrompió, pero volvimos a nacer por el Espíritu Santo.
3- Satanás tenía potestad sobre nosotros, fuimos librados y trasladados al reino de Dios.
Pero hay un cuarto aspecto de la salvación de Dios en Cristo que es futuro.
El ser humano, en la rebelión contra Dios, entró en tragedia, sufrimiento, destrucción.
Pero Dios, no solo promete que aquellos que creen en Jesús no sufrirán el juicio de condenación que traerá a la Tierra (1 Tesalonicenses 5:9), sino que también terminará con todas las consecuencias en la Tierra, de la rebelión.
Dios prometió a través del apóstol Juan: “Dios morará con los hombres; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:3,4).
¡Dios vencerá a todos sus enemigos que trajeron la tragedia a su Creación, y dará el fin absoluto del sufrimiento a aquellos creyeron en Jesús!
Todo lo que el diablo logró cuando tentó al ser humano a la rebelión, Jesús lo deshizo.
Así el apóstol Juan escribió: “Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8).
3 ETAPAS DE SALVACIÓN
Podemos decir que la salvación de Dios en Cristo para el hombre, tiene 3 etapas esenciales: pasado, presente y futuro. A veces las Escrituras hablan de una salvación pasada, otras presente y otras futura:
-PASADO
La etapa pasada de la salvación incluye la experiencia personal por la cual los creyentes reciben los 3 primeros puntos de los que hablamos hace un momento:
1- recibimos total perdón y reconciliación con Dios.
2- volvimos a nacer por el Espíritu Santo.
3- fuimos librados de la potestad de Satanás y trasladados al reino de Dios.
Así Romanos 8:24 habla en tiempo pasado, y dice que “fuimos salvos”. Pedro le escribe a ciertos hermanos, y les dice: “fuisteis rescatados” (1 Pedro 1:18). Y Pablo le escribe a Tito, afirmando: "nos salvó" (Tito 3:5).
-PRESENTE
Por la fe en esa obra pasada en Cristo, 1 Corintios 15:2-4 afirma que ya somos salvos: “si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano”.
La etapa presente de la salvación salva a los creyentes de los hábitos y dominio del pecado en la vida continua presente, llenándolos del Espíritu Santo. A esto la Biblia lo llama “santificación” (Romanos 6:22).
Dios es el constante Rescatador del cristiano en sus luchas espirituales (Efesios 6:12) y es su fuerza para que pueda obedecerle y vivir como un siervo de Dios en misión a cada lugar donde va.
El cristiano vive esta etapa presente de salvación parado por completo en su estado constante de justificado ante Dios. Su fe permanece en los méritos de Cristo y siempre está igual de justificado. La justificación no tiene diferentes niveles. Lo que sí varía en grados es su relación personal con Dios la cual debe cuidar, cultivar y valorar (Santiago 4:8-10); pero siempre esta relación está fundamentada en la justificación por fe.
Cuando habla de estos aspectos presentes de la salvación, las Escrituras cambian al tiempo presente de Dios actuando a nuestro favor. 1 Pedro 1:5 nos dice: “sois guardados por el poder de Dios mediante la fe”. El evangelio en Cristo es la fuente de la victoria continua para el creyente: “El que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto” (Juan 15:5). ¡El evangelio en Cristo es una fuente inagotable, siempre desbordante, suficiente, a la que el cristiano accede y recibe! Cada día en esta Tierra. ¡Esta es la salvación de Dios a través de Jesús, en su presente! De esta manera el cristiano dice junto con el apóstol Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). El cristiano, estirando la mano de la fe en Cristo hacia Dios, extrae de esa fuente, todo lo que necesita. En Cristo, todas las promesas de Dios para el cristiano, son “en ÉL sí y en ÉL amén” (2 Corintios 1:20).
-FUTURO
Pero luego las Escrituras hablan de una salvación futura.
1 Tesalonicenses 5:8,9:
“8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.
9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo”.
Aquellos que fueron salvados en Cristo, y son ayudados continuamente por Dios, deben “ser sobrios, vistiéndose con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo... para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo”.
Romanos 13:11,12:
“11 Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.
12 La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz”.
Esa salvación futura es la meta que se esfuerzan por alcanzar todos los que siguen a Cristo (1 Corintios 9:24-27; Filipenses 3:8-14). Todas las amonestaciones y disciplinas presentes tienen el propósito de que los creyentes permanezcan en fe firme y leal en Cristo para esa futura salvación (1 Corintios 5:1-13; 9:24-27; Filipenses 2:12,16; 2 Pedro 1:5-11).
Los cristianos comenzamos este camino, permanecemos en él, y sabemos que llegaremos a su meta, “gloriándonos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne” (Filipenses 3:3). Los méritos de Cristo nos justificaron, nos hicieron nacer de nuevo y nos rescataron del reino de las tinieblas. Los méritos de Cristo hacen que podamos vivir fieles a nuestro Dios, y los méritos de Cristo hacen que el Espíritu Santo nos santifique y preserve para el reino celestial (2 Timoteo 4:18), “delante de su gloria con gran alegría” (Judas 24).
¡Todo lo que necesitamos para vivir como cristianos está disponible para nosotros por la fe en Cristo! ¡Gloria a Dios por siempre!
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