Es sobre todo un tiempo de alabanza y súplica de la Iglesia con textos bíblicos.
En los primeros siglos, al comenzar el día, había 3 tiempos devocionales: Maitines (alrededor de las 2 ó 3 de la mañana), Laudes (antes del amanecer) y Prima (6 de la mañana). Nosotros resumimos esos tres tiempos en uno y nos quedamos con el nombre del primero: Maitines.
Nos despertamos antes del amanecer.
En el amanecer, los cristianos de los primeros siglos veían triunfar al poder de Jesucristo sobre el infierno en ese momento lleno de felicidad. E iban a Dios para pedirle que no les permitiese la miseria de abusar de su luz, que únicamente les daba para iluminar sus caminos, emplearla en su servicio y trabajar en su santificación. Era el gran tiempo de la "matutinae praece" ("oración matutina").
Nuestra vida está consagrada a la alabanza llena de amor y elogio de nuestro Dios. Por lo tanto, nuestro despertar es el comienzo. Nuestro primer pensamiento debe ser alabanza. En la alabanza y adoración a Dios el ser humano no solo encuentra la fuente de su vida, sino también su perfecto lugar, la adoración es la postura sana, buena y verdadera del alma. Es ahí donde todo se ordena, es el principio, la sabiduría fundamental de donde se deriva todo lo demás. "En los atrios de nuestro Dios florecemos" (Salmo 92:13).
Una tentación que intenta constantemente nuestra carne es la de distraernos con cualquier otra actividad que está relacionada con el Señor pero que no es ni alabanza, ni oración, ni meditación en la Palabra. Debemos usar de dominio propio y no ceder a esta trampa. Con este fin nos prohibimos a nosotros mismos absolutamente toda distracción como escribirle a alguien sobre lo que Dios nos está hablando, ver algún video, leer algo por internet, trabajar ministerialmente, etc...
Otra tentación es la de ponernos a continuar leyendo algún libro cristiano que estamos leyendo en ese tiempo. Necesitamos comenzar el día, primero en alabanza, y luego en clamor unido a la meditación de pasajes cortos de las Escrituras.
Si esos pasajes son los mismos que nuestros hermanos también están usando en ese momento, mejor. Eso combate nuestro orgullo e independencia carnal; y nos une en comunión.
Acá también evitar la tentación de querer ampliar lo leído con otros pasajes paralelos o complementarios (puedes encontrar otro momento del día para estudiar con detalle los pasajes que quieras). Necesitamos encontrar todo nuestro alimento en ese mismo pasaje. No es el mucho leer lo que guiará y alimentará, sino el cavar, profundizar, saborear, masticar y digerir cuidadosamente un pasaje a la vez. Lo que Dios quiere hablarnos está ahí, escondido muchas veces a nuestra mente, pero el Espíritu Santo está listo para revelárnoslo al releer y releer, orar y orar.
Y para focalizarnos memorizamos algunos pasajes de alabanza a Dios y los decimos como primeros pensamientos de la mañana.
Esta Hora, que se tiene con la primera luz del día, trae a la memoria la resurrección del Señor Jesús, que es la luz verdadera que ilumina a todos los hombres (Juan 1:9) y el "sol de justicia" (Malaquías 4:2), con el que "nos visitó de lo alto la aurora" (Lucas 1:78).
Cipriano escribió en el año 258 d.C.: "Por la mañana se debe orar, para celebrar con la plegaria la resurrección del Señor" ("De Oratione Dominica". 34).
Cuando el sol va alzándose en el horizonte, levantamos con Cristo una gran alabanza al Padre celestial.
Plinio el Joven, en una carta a Trajano (año 112 d.C.), habla de la reunión matinal que los cristianos celebran para cantar a Cristo como a un Dios
Alabamos a Dios en nuestros corazones por el don fundamental: la Creación. Recién salida de la noche, esa gran obra realizada en el Verbo al comienzo de todos los siglos y que será restaurada por ÉL, nos recuerda la hora de la Resurrección de Cristo, cuando superada la noche del sepulcro y de la muerte, amanece como Luz del mundo y como principio de la nueva creación para la gloria del Padre y para la salvación de los hombres.
Siervo
"En esta mañana me presento ante el 'principio y fin' de todas las cosas, el Señor (Apocalipsis 1:8), para entregar peticiones y adoración.
Reconozco mi insignificancia imposible de medir frente al Dios infinito. Alzo mis ojos a su majestad, y mi razón me es devuelta. Bendigo al Altísimo, y alabo y glorifico al que vive para siempre, cuyo dominio es sobre todo, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? (Daniel 4:34,35).
Dios, Creador de todo lo que existe, 'Rey del cielo, te alabo, engrandezco y glorifico, porque todas tus obras son verdaderas, y tus caminos justos. Tú puedes humillar a los que andan con soberbia' (Daniel 4:37). 'Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas' (Apocalipsis 4:11).
Dios 'excelso sobre todos' (1 Crónicas 29:11), 'tú solo Altísimo sobre toda la tierra' (Salmo 83:18), 'me postro ante el estrado de tus pies, tú eres Santo' (Salmo 99:5), infinitamente superior a todo lo que existe. En ti hay 'una majestad terrible' (Job 37:22), te vistes de magnificencia, te ciñes de poder (Salmo 93:1).
'El hombre es semejante a la vanidad; sus días son como la sombra que pasa' (Salmo 144:4), pero 'bienaventurado el hombre que teme al Señor' (Salmo 112:1).
Dios altísimo, tú eres 'el primero, y tú eres el postrero, y fuera de ti no hay Dios' (Isaías 44:6), tú Señor, y 'ninguno más hay; no hay Dios fuera de tí' (Isaías 45:5), 'no hay más Dios que tú; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de ti' (Isaías 45:21), 'y nada hay semejante a ti' (Isaías 46:9), tu 'honra no la darás a otro' (Isaías 48:11). Tus obras en mi vida y en todo el universo son simplemente 'cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendo' (Job 42:3). '¡Cuán insondables son tus juicios, e inescrutables tus caminos! ¿Quién podrá decir que entiende tu mente oh Señor?' (Romanos 11:33,34). 'Tu entendimiento no hay quien lo alcance' (Isaías 40:28).
Por tanto te ruego ser tu siervo. Tú mi Amo, yo el servidor que emprende todo aquello que me ordenas. No como algo añadido a mi proyecto de vida, sino que el cumplir la obra que me encomiendas sea mi vida. Te pido perdón por las veces que he querido huir del sufrimiento y aún decirte lo que debías hacer conmigo. Ordena los tiempos de mi vida según tu plan, no el mío. Sea yo para ti, y no para mí. Venga tu reino a mi vida, domíname, hazme completamente tuyo.
En el nombre de Jesús. Amén".
Abunde la sed por la santidad
"Dios Altísimo, me despierto y ya te asumo superior a mí, por lo tanto comienzo clamando usar este día según lo que ya determinaste que debo hacer (Efesios 2:10). Desecho la idea de que ya sé qué haré y cómo.
No solo firmo una hoja en blanco para que la rellenes con lo que quieras que haga en mi vida, te ruego, te suplico, tengas la misericordia, de rellenar esa hoja. Acéptame como tu siervo. Es lo único que quiero para mi futuro. Quiero vivir como cristiano. Y entiendo que tu Hijo Jesucristo me mostró cómo se vive como cristiano. ÉL se hizo tu siervo obediente (Filipenses 2:7,8). Llamarme 'cristiano' y vivir de otra manera, es formar parte de lo que tú llamas 'el mundo' y ofenderte. No sea yo hallado entre aquellos que le diste vida pero la usaron para sus planes. Tu Palabra dice de los tesalonicenses: 'se convirtieron de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero' (1 Tesalonicenses 1:9). Que cuando llegue delante de tu Hijo Jesucristo que 'manifestará las intenciones de los corazones' (1 Corintios 4:5), sea visto como alguien que se convirtió del ídolo que hice de mi persona sirviéndome a mí mismo, 'para servir al Dios vivo y verdadero'.
No use yo tu Iglesia para mí. Usa a tu Iglesia para ti.
Dios mío, entiendo que, o la Iglesia es el ejército que combate a las puertas del Hades tu guerra con el evangelio del reino, lanzando constantemente misiles y tomando porciones de territorio, o te ha abandonado y se ha dedicado a vivir para este mundo.
Yo, con todo mi corazón, de lo más profundo clamo a ti, ten misericordia de mí, ten misericordia de mí, sea parte de tu ejército. Viva hoy para lanzar los misiles al campo enemigo en oración, clamor, intercesión, victoria y liberación de los que aún están esclavizados y allanando el camino para el avance de tu Iglesia en todo el mundo. Estoy en un mundo en convulsión, tu reino es atacado con violencia, personas se van al infierno cada día, la misión que nos encomendó tu Hijo sigue intacta, ¿acaso no sería pecado vivir como si esto fuera un paraíso?
Viva hoy para tomar porciones de territorio yendo a los que serán rescatados por el evangelio del reino. Háblame por favor con claridad, dirígeme, empodérame, y tu Espíritu Santo pelee a través mío.
Y clamo a ti por tu Iglesia, aquellos que el ardor de sus vidas es vivir como tu Hijo Jesús en esta tu guerra que comenzó en la rebelión del Edén y terminará cuando todos tus enemigos sean puestos por estrado de tus pies (1 Corintios 15:23-28). Danos el dolor que hubo en el rey David, el cual no descansó hasta que tu presencia gloriosa estuvo en medio de tu pueblo (Salmo 132:1-9).
Que tu Iglesia avance hoy notoriamente en todo el mundo. Abunde la sed por la santidad y la adoración, el infierno retroceda, el evangelio del reino corra y seas alabado por tus proezas y magnificencia. Abrenos 'puerta grande y eficaz', más allá de que 'muchos sean los adversarios' (1 Corintios 16:9). Gracias mi Dios porque así será.
En el nombre de Jesús. Amén".
Mi parte de la guerra
"Dios mío, comprendo que tu Palabra explica el mundo tal como está como una guerra. Una guerra que emprendió Satanás, la tercera parte de los ángeles y la raza humana, contra tu Autoridad (Isaías 14:12-16; Ezequiel 28:12-19; Génesis 3:1-6; Apocalipsis 12). Y tú respondiste levantando a tu Hijo como tu ungido (Salmo 2) para la batalla hasta que toda rebelión sea doblegada (1 Corintios 15:23-28) y 'los reinos del mundo vengan a ser tuyos y de tu Cristo' (Apocalipsis 11:15-17) y 'en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor' (Filipenses 2:10,11).
Ahora, en este 'presente siglo malo' (Gálatas 1:4), es tu Espíritu Santo el que combate por medio de tu Iglesia (Romanos 15:18,19); hasta que tu Hijo regrese a establecer por completo tu reino en la tierra (Apocalipsis 19). ¡Esa es la gloriosa esperanza de los que hemos sido rescatados en Jesús, 'aguardamos la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo' (Tito 2:13), ¡este es el evangelio del reino que anunciamos!
Por esto, yo renuncié a vivir una vida en rebelión, renuncié a tomar mi vida para mis planes en este mundo. Quiero ser parte del reino de Dios que combate ahora. Que el Espíritu Santo también luche por medio mío en esta generación.
No quiero hacer pequeñas acciones de bien esporádicas mientras vivo mi propia vida. Ya no quiero usar la religión para contradecir a mi conciencia de que vivo para servirme a mí mismo.
Te ruego, te suplico, que me entregues tu llamado específico para mí en esta batalla presente. Tú llamas a cada uno a algo determinado en tu guerra. Tu Espíritu coloca a cada miembro del cuerpo de tu Hijo como ÉL quiere (1 Corintios 12:18). ¿Qué quieres que haga yo específicamente? Háblame por favor la tarea puntual, de qué forma, cómo, con quienes y cada paso para llevar a cabo. ¡Eso es lo que haré!
Ya no quiero ir a la deriva sin saber qué esperas de mí. Quiero ser parte de la guerra que emprende tu reino en esta generación, pero quiero ser parte con exactitud ahí en lo que tú me llamas, y avanzar y avanzar y avanzar cada día en eso que tú has determinado. Tú jamás llamaste a tu pueblo en las Escrituras, diciendo: 'Intenten entrar en esa ciudad'. O 'vean qué pueden hacer por mí '. Cuando enviaste a tu pueblo a la tierra prometida los enviaste a la guerra demarcando claramente el territorio, pusiste a cada uno en una función específica (Josué 1:3,4), y les dijiste: 'entren a la tierra que les di'. ¡Así nosotros tu pueblo hoy Dios! Quiero formar parte comprometida y esforzadamente de tu ejército espiritual llamado Iglesia para tomar la tierra que ya nos diste. Háblame, tu siervo oye. Sé que veré delante mío y de mis hermanos con los que trabaje, que el poder del Altísimo nos ha cubierto, y que nada hay imposible para ti (Lucas 1:35-37). Que nada nos podrá hacer frente, porque tú estás con nosotros (Josué 1:5; Mateo 28:20), y las puertas del Hades no soportan el ataque de la Iglesia (Mateo 16:18) a la que 'llevas siempre en triunfo en Cristo Jesús' (2 Corintios 2:14).
En el nombre de Jesús. Amén".
**Una de las tres oraciones recomendadas arriba.
**Elegir alguna canción de adoración.
**Leer el escrito del Reino de Dios en Calendario sección Maitines.
**Orar la "Primera Oración Maitines" según Calendario.
**Calendario "Año Cristiano" que corresponde en el día.
**Padre Nuestro intercalado con peticiones del día.
**Regla para hoy según Calendario "Año Cristiano".
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