Génesis 3:15:
“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”.
Muchísima gente que dice ser cristiana en realidad solo tiene una creencia en Dios, sin Cristo.
Infinidad de gente que dice predicar el evangelio no predica el evangelio sino un mensaje que apenas le arranca una partecita al evangelio, o que directamente es un mensaje con un dios adaptado al gusto de todos para captar gente a su religión.
¿Qué es ser cristiano?
¿Qué es el evangelio?
¿Cuál es el mensaje que debemos predicar como cristianos?
¡Estos son temas realmente centrales! Hoy en día necesitamos hablar con claridad sobre esto, porque personas que están muy seguras de ser cristianas y conocer el evangelio, cuando las escuchas te quedas helado. No lo saben.
Por esto estamos avanzando sección tras sección sobre los cimientos de la fe cristiana.
En la sección pasada vimos que Dios lo creó todo con un propósito, y todo cumple una función. Por lo que cada parte de su creación tiene una misión específica según su voluntad.
Y por encima de todo Dios puso al hombre para gobernar en su nombre. El gobierno de Dios en la tierra sería dirigido por el hombre como el rey, el gobernante.
Mientras todo sucedió según su voluntad, Dios dio su veredicto. ¿Qué leímos en la sección anterior en Génesis 1:31?
“bueno en gran manera”.
La tierra no tenía el más mínimo rasgo de mal y sufrimiento, y todo era perfecto en su clase para cumplir todo su potencial de felicidad, plenitud, vida.
Y luego vimos que Dios, el Creador, la autoridad sobre todo, no solo:
-es la autoridad suprema que dio la orden para que el ser humano exista,
-y Dios es la autoridad suprema que le dio la misión al ser humano, qué debía hacer;
-sino que también Dios es la autoridad suprema que le dijo al ser humano qué no debía hacer. Y esto para el bien del hombre.
Dios ejerce su autoridad porque es lógico, bueno y justo que así sea.
EL REINO DE SATANÁS
Pero también vimos que un ser importante de Dios, Satanás, se rebeló a Dios
bajo la idea de: "Levantaré mi trono... y seré semejante al Altísimo" (Isaías 14:13,14). Y con esta misma idea generó una rebelión en el cielo, arrastrando a la tercera parte de los ángeles.
Y luego Satanás, tentó al ser humano con esta misma idea de ser su propio dios, y así hizo participar al ser humano en esta rebelión contra Dios.
Dios le había advertido al hombre que si se rebelaba entraría la muerte a su existencia. Le dijo: “ciertamente morirás” (Génesis 2:17).
Pero Satanás no solo minimizó la desobediencia a Dios como si fuera una simple travesura de niños, sino que le dijo que la rebelión contra Dios les traería bien, ellos serían dios mismo.
¿Qué pasó?
Dios, el Creador, la autoridad sobre todo, no solo:
-es la autoridad suprema que dio la orden para que el ser humano exista,
-Dios es la autoridad suprema que le dio la misión al ser humano, qué debía hacer;
-y Dios es la autoridad suprema que le dijo al ser humano qué no debía hacer.
-sino que también Dios, la autoridad suprema, es quien determina qué sucederá ante la rebelión de su autoridad.
Dios entrega a la muerte al ser humano por su rebelión, a la corrupción de todo el bien que le había dado antes de la rebelión (Romanos 1:18-32).
Es un juicio de Dios.
En su juicio Dios determinó que la paga del pecado es la muerte (Romanos 6:23).
Dios es la autoridad que juzga la maldad.
Romanos 5:17 afirma que a partir de ahí: "reinó la muerte” en la humanidad.
La “muerte” es un elemento de corrupción. Gracias a esta “muerte” todo lo que existe en esta tierra se deteriora, involuciona, se corroe, enferma, envejece, contamina, empeora, se daña, sufre; hasta que este deterioro llega a tal punto que deja de funcionar.
Y esto no solo sucede en lo físico sino también en lo espiritual y moral. El ser humano quedó fuera de la presencia de Dios y se entregó al mal.
Al poco tiempo de que la raza humana se rebela a Dios, un hijo de Adán y Eva, Caín, asesina a su hermano por celos.
¡Todo comienza a estar en descomposición!
Y sucede algo terrible. No solo la muerte entró a la existencia humana.
Satanás se había presentado como el consejero para la libertad. Dios es un tirano ególatra que quiere ser el centro de todo pero en realidad no lo necesitamos, podemos ser nuestros propios dioses alcanzando por nosotros mismos nuestro propio bien.
El ser humano le cree y le hace caso, y Satanás lejos de guiarlos a la libertad pasa a ser el amo del ser humano.
Satanás hace que el ser humano se rebele a la autoridad de Dios, y una vez rebelde a Dios, Satanás establece su reino en la tierra y el ser humano pasa a estar bajo su dominio.
El hombre, lejos de deificarse y pasar a ser una autoridad libre, quedó bajo el dominio de otro amo: Satanás. Y así, al estar bajo su autoridad, Satanás tomó dominio de la tierra. El Creador había puesto al hombre como autoridad sobre la tierra (Salmo 8:3-8). Por lo que al desobedecerle, y aliarse con Satanás, le entregó a él su autoridad sobre la tierra.
De esta manera Satanás consiguió trasladar su guerra contra Dios a la tierra.
Miren lo que dice Satanás cuando quiere tentar a Jesús:
Lucas 4:5,6:
“5 Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra.
6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy”.
Así Juan 12:31 llama a Satanás el “príncipe de este mundo”, 2 Corintios 4:4 “el dios de este siglo”.
1 Juan 5:19:
“Sabemos que somos de Dios (los que estamos en Cristo), y el mundo entero está bajo el maligno”.
Satanás forma un reino en oposición al de Dios. Hebreos 2:14 llama a este reino “el imperio de la muerte”.
¡El ser humano, al rebelarse a Dios, quedó bajo la autoridad del reino de Satanás, y no puede escapar por sí mismo! ¡Es un esclavo!
Esta es la raíz de toda la tragedia humana como la soledad, la drogadicción, la depravación, los suicidios, el odio, la depresión, la corrupción, la pobreza, las guerras, los asesinatos, la destrucción familiar, la violencia, etc, etc...
El imperio de Satanás impone su voluntad.
Por eso cuando llega Jesús y hace milagros, sus enemigos dicen que ÉL echa fuera a los demonios de las personas por el poder de Satanás, y Jesús responde:
Mateo 12:25,26:
“25 Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo REINO dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá.
26 Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá SU REINO?”.
Así Satanás y los demonios están detrás de la propagación de religiones falsas y prácticas de brujería (1 Corintios 10:20) y de todos los engaños en la sociedad (Apocalipsis 20:3 dice que Satanás es quien: “engaña a las naciones”), dedicados a alejar a la humanidad de Dios (Mateo 16:23), promoviendo la rebelión a su autoridad.
DIOS VENCERÁ A SUS ENEMIGOS A TRAVÉS DE SU HIJO
¿Qué hace Dios?
Ni bien comienza esta rebelión en la tierra, Dios dice qué hará.
Volvamos al primer versículo que leímos hoy.
Dios le habla a Satanás ni bien propagó la rebelión en la tierra:
Génesis 3:15:
“Y pondré enemistad entre ti (Satanás) y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”.
Dios, el Creador, la autoridad sobre todo, no solo:
-es la autoridad suprema que dio la orden para que el ser humano exista,
-Dios es la autoridad suprema que le dio la misión al ser humano, qué debía hacer;
-y Dios es la autoridad suprema que le dijo al ser humano qué no debía hacer.
-Dios, la autoridad suprema, es quien determina qué sucederá ante la rebelión de su autoridad,
-sino que también Dios, la autoridad suprema, es quien entra en guerra para volver a establecer su reino de autoridad sobre la tierra.
Y Dios dice cómo será esta guerra:
Génesis 3:15 (nuevamente):
“Y pondré enemistad entre ti (Satanás) y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”.
La rebelión en la tierra entró por el hombre. La victoria del reino de Dios entrará por un hombre nacido de mujer.
Y habrá guerra:
“esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”.
Esta “simiente de mujer”, este hombre descendiente de mujer, sufrirá en manos de Satanás y su reino:
-“tú le herirás en el calcañar” (una herida de guerra pero no letal).
-”esta te herirá en la cabeza” (el reino de Dios vencerá).
¡Hay una guerra entre dos reinos!
Dios habla de enemistad: “Y pondré enemistad entre ti (Satanás) y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya”.
A partir de ese momento Dios tiene enemigos.
Dios considera que el ser humano necesita salvación.
Por lo que todos aquellos que permanecen en rebelión contra su reino son sus enemigos, ÉL los vencerá para traer salvación.
Luego de esto Dios llama a un pueblo, Israel, a través del cual se revela, da a conocer su voluntad (a través de la ley) y se da a conocer ÉL mismo. Y de ese pueblo llama a personas a ser sus profetas.
Esos profetas de Israel son sus voceros autorizados, Dios habla por medio de ellos. Escuchar y creerle a los profetas de Dios es escuchar y creerle a Dios. 2 Crónicas 20:20 dice: "Creed en el Señor vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados". Dios dijo a través del profeta Amós: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7).
Dios le habla a sus profetas y ellos escriben. ¡Eso es lo que llamamos el Antiguo Testamento! Creer en lo que dice el Antiguo Testamento es caminar de forma segura para saber qué dice Dios y qué no.
Dios es la autoridad suprema que tiene control de los acontecimientos futuros del mundo y dice qué va a suceder. Le dijo al profeta Isaías: "Yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir y haré todo lo que quiero" (Isaías 46:9,10).
Y Dios anuncia por medio de sus profetas que enviará a ese hombre nacido de mujer. ÉL será el Rey que volverá a establecer el reino de Dios en la tierra. Más tarde Dios explica que ese Rey será un descendiente de Abraham (Génesis 22:18), luego añade que será hijo del rey David (1 Crónicas 17:11,12), y a la vez Dios dice que este Rey que volverá a establecer su reino será su propio Hijo, el Hijo de Dios mismo (Salmo 2:7; 1 Crónicas 17:13). Dios por medio de sus profetas anuncia siglos antes de Cristo, que este Rey nacerá en la ciudad de Belén: “Pero tu Belén... pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti saldrá el que será Señor” (Miqueas 5:2). Y milagrosamente nacerá de una virgen (Isaías 7:14).
Hablará con “lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado” (Isaías 50:4). Y Dios habló por medio de Moisés, más de 1000 años antes de Cristo, diciendo acerca de su Hijo: “Profeta les levantaré, y pondré mis palabras en su boca, y ÉL les hablará todo lo que yo le mandare” (Deuteronomio 18:18). Y ÉL traerá "libertad a los cautivos" (Isaías 61:1) y "los ojos de los ciegos serán abiertos, los oídos de los sordos se abrirán, el cojo saltará, y cantará la lengua del mudo" (Isaías 35:5,6).
El Salmo 41:9 dice que será traicionado por un amigo íntimo: “El hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar”. Él lo traicionará por “30 piezas de plata” (Zacarías 11:12). Y luego testigos falsos lo acusarán (Salmo 35:11), llegando a morir entre “pecadores” (Isaías 53:12), “traspasado” (Zacarías 12:10), pero sin que ni un hueso suyo sea quebrado (Salmo 34:20), mientras todos se burlan de ÉL (Salmo 22:7,8), y se reparten sus vestidos (Salmo 22:17,18), ÉL ora por ellos (Salmo 109:4; Isaías 53:12). Una vez muerto es enterrado en una tumba de ricos (Isaías 53:9). Pero Dios lo resucita: “No dejarás mi alma en el Seol ni permitirás que tu santo vea corrupción” (Salmo 16:10), y luego ascenderá vivo a los cielos (Salmo 68:18).
Los profetas de Dios anunciaron con exactitud la vida del Hijo de Dios prometido, cientos de años antes, y en algunos casos más de 1000 años antes. Y esta es otra prueba de que estos profetas oyeron realmente a Dios. No era una profesión fácil, si profetizabas y no se cumplía te mataban (Deuteronomio 18:20-22).
El profeta Daniel ve el tiempo en el que este Rey reestablecerá el reino de Dios en la tierra:
Daniel 2:44
“Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre”.
Daniel 7:14:
“Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”.
Los profetas de Israel anuncian que este Rey nacido de mujer, este descendiente de Abraham, este hijo de David, Hijo de Dios mismo, vencerá al “imperio de la muerte”, terminará con el reino de rebelión en la tierra, vencerá a los enemigos de Dios, y volverá a traer el diseño original de Dios, su reino en la tierra.
Satanás y todos los que pertenecen a su reino de rebelión son considerados enemigos y serán vencidos.
Salmo 68:1,2:
“1 Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos,
y huyan de su presencia los que le aborrecen.
2 Como es lanzado el humo, los lanzarás;
como se derrite la cera delante del fuego,
así perecerán los impíos delante de Dios”.
Como hablamos en la sección pasada, la rebelión contra Dios es presentada por Satanás como apenas una travesura de niños. Pero la realidad es que lo que Dios llama pecado propaga la tragedia humana.
Infinidad de personas ven el pecado como simples travesuras de niños, y así solo les interesa un dios que minimice la gravedad del pecado, y sea una especie de Papá Noel lleno de la máxima misericordia. Pero cuando esas mismas personas se encuentran con las consecuencias del pecado, ¿a quién maldicen? Maldicen a Dios.
-Si la persona recibe las consecuencias directas de sus errores y sufre profundamente, maldice a Dios porque ahora está sufriendo. ¿No es que el pecado era simplemente una travesura de niños? La rebelión contra Dios trae destrucción.
-Si la persona sufre por una sociedad llena de pecado, y la roban, estafan, defraudan, etc... quiere que Dios haga justicia y destroce a sus enemigos. Y dice: “¿Dónde está Dios?”.
Dios no se deja manipular por lo que piensa el ser humano. Dios considera la rebelión contra su autoridad una tragedia para su Creación. ÉL es Bueno y Justo y sabe lo que es bueno y justo.
Salmo 110:1,2:
“1 Jehová dijo a mi Señor (El Padre le habla al Hijo):
Siéntate a mi diestra,
hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
2 Jehová enviará desde Sion la vara de tu poder;
domina en medio de tus enemigos”.
El profeta Isaías anuncia que este Rey Hijo de Dios proclamará “el día de la venganza de Dios” (Isaías 61:2) y luego se llenará sus vestidos de sangre pisando el lagar de la ira de Dios contra sus enemigos (Isaías 63:1-6). Este será, según el profeta Malaquías: “el día del Señor, grande y terrible” (Malaquías 4:5). El “día grande y espantoso del Señor” anuncia el profeta Joel (Joel 2:31), en el cual, dice el profeta Isaías, los rebeldes serán enviados a un lugar en el que “el fuego nunca se apagará” (Isaías 66:24), y tendrán “vergüenza y confusión perpetua” (Daniel 12:2).
Mucha gente quiere el favor de un dios bonachón que los sirva mientras ellos siguen siendo su propia autoridad. El problema es cuando Dios se presenta como autoridad. ¿Un Dios que les dice qué hacer y qué no? Lo aborrecen. Romanos 1:30 presenta a este tipo de personas como "aborrecedor de Dios".
Si Dios se atreve a ser autoridad lo detestan, y se oponen conscientemente a la verdad de Dios (Romanos 1:18).
Mucha gente lo único que quiere es la suficiente religión que les permita calmar su consciencia mientras siguen en rebeldía contra Dios. No están buscando volverse al reino de Dios.
El problema de Satanás no fue la falta de pruebas de la existencia de Dios. Fue la rebeldía ante Dios.
El problema de Adán y Eva no fue la falta de pruebas de la existencia de Dios. Fue la rebeldía ante Dios.
El problema del ser humano no es la falta de pruebas de la existencia de Dios. Es la rebeldía ante Dios.
Y los profetas anuncian que Dios se volverá contra otro enemigo suyo: la muerte que lo destruye todo, también será vencida.
Isaías 25:8:
“Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros”.
“De la mano del Seol los redimiré, los libraré de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte” (Oseas 13:14).
Dios antes de ejecutar su juicio contra sus enemigos, lleno de misericordia, a través de sus profetas, anuncia que vendrá un tiempo donde todos serán llamados al arrepentimiento (Isaías 40:3; Mateo 3:1-3).
Y los profetas anuncian también que para todos los que se arrepientan, su Hijo prometido traerá perdón absoluto de su rebelión contra Dios:
Isaías 53:3-5:
“3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”.
Pero no nos olvidemos. Este Hijo de Dios prometido no es solo el medio para alcanzar el perdón de la rebelión contra Dios. Aquellos que son perdonados en el Hijo de Dios deben volverse de su rebelión. Ya no viven como aquellos del reino de Satanás que siguen en rebelión contra Dios.
Este Hijo de Dios es el Rey puesto por Dios para que todos vuelvan a estar bajo la autoridad de Dios. El profeta Isaías dice que el Hijo de Dios “reinará como Rey” (Isaías 23:5).
Dios habla en el Salmo 2, diciendo: “Yo he puesto mi rey”. Y le dice a este Rey prometido: “Mi hijo eres tú”.
Así Dios habla a través del profeta Isaías:
Isaías 45:21-23:
“21 Proclamad, y hacedlos acercarse, y entren todos en consulta; ¿quién hizo oír esto desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí.
22 Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.
23 Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua”.
¡Estas son las buenas nuevas! Al cumplimiento de estas profecías se refiere el Nuevo Testamento cuando habla de evangelio (“buenas nuevas”).
¡Esta es la salvación de la tragedia humana de la rebelión contra Dios!
El último profeta antes de la llegada del Hijo de Dios prometido, anuncia a todos:
“Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 3:2).
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