Fe

Catecismo


9- FE 

Hebreos 11:1,2:

“1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

2 Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos”.


En la anterior sección hablamos de que son necesarios el arrepentimiento y la fe para salvación en Cristo, y definimos qué es el arrepentimiento. Ahora hablaremos de la fe.


Como ya vimos en la primera parte de este Catecismo (”Qué Somos”), Missio preserva mucho de la tradición de la Reforma del siglo 16, esto incluye todo lo referente a lo que los reformadores sintetizaron en el lema “Sola Fide” (Solo por Fe), que veremos en esta lección.


QUÉ ES LA FE

Como leímos en Hebreos 11:1, “la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.

La fe no es apenas un asentimiento intelectual o un estar de acuerdo de que ciertas cosas son correctas o verdaderas, sino que la palabra griega “pistis” al igual que en el hebreo “emuná” traducidas como fe, incluyen las ideas de confiabilidad, confianza, seguridad, fidelidad, compromiso y lealtad comprometida; se trata de “una confianza leal” (F.F. Bruce - “Hebrews”). “Conocer simplemente los hechos y aprobarlos o estar de acuerdo en que son verdaderos no es suficiente” (Wayne Grudem - “Teología Sistemática”. Pag. 745).

Miren lo que predicaba Jesús:

Marcos 1:15:

“El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”.


Jesús está anunciando que el reino de Dios se está acercando a través de ÉL, por lo tanto une el llamado al arrepentimiento con el CREER en el evangelio.

Lo que ÉL está diciendo es: “Dejen la rebelión, abandonen la deslealtad al reino de Dios, y creyendo en las buenas nuevas de la llegada del reino, vuélvanse a la lealtad”. 


Así cuando leímos que Hebreos 11:2 asegura que por la fe "alcanzaron buen testimonio los antiguos”, no se refiere a que simplemente por el hecho de pensar que algo es cierto ya agradaron a Dios. Mas bien se refiere a que la fe es como ojos que nos permiten ver lo invisible con plena certeza de esa realidad: “la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.

Y al tener estos ojos de la fe, explica el resto del capítulo 11 de Hebreos, Abel, Enoc, Noé, Abraham, Moisés e infinidad de otros hermanos, obedecieron a Dios, haciendo lo que solo hacen los que “no miran las cosas que se ven, sino las que no se ven” (2 Corintios 4:18), y así “se sostienen viendo al invisible” (Hebreos 11:27), porque "la fe es certeza de lo que se espera, convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). Fe es primero confianza en lo que se ofrece a través de la predicación del evangelio, luego una apropiación personal de lo ofrecido, y finalmente la acción de fe que obedece.

Una persona que no vive en obediencia a Dios, es una persona que aún sigue ciega de lo eterno e invisible, o dicho de otra manera, sin fe.

 

Santiago 2:14-26:

“14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?

15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,

16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?

17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.

19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.

20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?

21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?

22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?

23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.

24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.

25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?

26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”.


Martín Lutero escribió: “Es posible que vengan sectarios, estimando que todos los que un día han llegado a ser creyentes, permanecen en la fe, aún cuando después hayan caído en pecado, y sostienen que no les perjudica tal pecado. Estos gritan así: ‘Haz lo que quieras; si crees, todo el resto no es nada; la fe borra todos los pecados’. Me he encontrado mucho con tales hombres insensatos” (”Los Artículos de Esmalcalda”. Sobre el falso arrepentimiento).

Por eso afirma 1 Juan 2:3: “En esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos”.

"La fe que justifica nunca está sola. Produce fruto moral; transforma nuestra manera de vivir, engendra virtud. Esto no se debe únicamente a que se nos ordene ser santos, sino también a que el corazón regenerado anhela la santidad" (J.I. Packer - "Teología Concisa").


Lejos de existir un conflicto entre la fe y las buenas obras junto con la obediencia, la Palabra nos habla de "la obediencia a la fe" en Romanos 1:5, “la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo” (2 Corintios 9:13), “la obediencia de los gentiles” (Romanos 15:18), “la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu” (1 Pedro 1:22), "se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe” (Romanos 16:26).

Así William Tyndale, el reformador inglés del siglo 16, escribió: “Vístete de la adoración que todos los verdaderos santos buscan dar, lucha como ellos para atraer a todos a Cristo con la predicación de la Palabra de Dios y con el ejemplo de una vida pura. Escucha lo que predicaron, cree en su doctrina, y mira cómo ellos siguieron esa doctrina, y así conforma tu vida a la de ellos; y esa será tu alta adoración cuando regrese Cristo, y las obras de todos los hombres se manifiesten, y cada uno sea juzgado y reciba su recompensa según sus obras” (“Justification by Faith”).


FE EN JESÚS

Una vez definido qué es la fe, necesitamos aprender que la fe que salva es fe en Jesús.

Las Escrituras no hablan de que la persona debe creer en algún hecho puntual de Jesús, como por ejemplo su muerte por el pecado, y que eso ya es suficiente. Tampoco se trata del hecho de simplemente confiar en Jesús en las dificultades pensando de ÉL lo que a cada uno le parece.

El mensaje del Nuevo Testamento es claro: 

Hechos 16:31:

“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”. 


El Padre ha dado a su Hijo unigénito:

Juan 3:16:

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". 


Lutero afirmó: “Cristo es el punto en el centro de un círculo, con todos los ojos dentro del círculo enfocados en ÉL. Todas las historias de la Sagrada Escritura, si miras correctamente, apuntan a Cristo” (”Works”. 22.339).

Es una fe integral en su Persona, asociando a quien Dios prometió enviar desde el mismo principio como “la simiente de la mujer” (Génesis 3:15), la “simiente” de Abraham por medio de la cual “todas las naciones de la tierra” volverían al estado de bendición que perdieron en la caída (Génesis 22:18), el Hijo de Dios (Salmo 2:7), el Cristo (Salmo 2:2; Isaías 61:1), por cuya “llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5), el “linaje” de David, cuyo “trono de su reino” será “para siempre”, un “trono estable eternamente” (2 Samuel 7:12-16) donde “la paz no tendrá límite” (Isaías 9:7), y “la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9). Quien llevará a cabo la promesa de Dios: “yo crearé nuevos cielos y nueva tierra” (Isaías 65:17). Y: “los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí” (Isaías 66:22).

Fe en Jesús, es creer que esa Persona prometida por Dios a través de los profetas del Antiguo Testamento es Jesús. Por esto el ladrón que fue crucificado al lado de Jesús, solo necesitó decir: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”, para que el Señor le conteste: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:42,43). No porque sea una fórmula mágica. Sino porque ese hombre a punto de morir estaba creyendo que Jesús era el cumplimiento del Hijo de Dios prometido.


1 Juan 5:5:

“¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?”.


Si crees que Jesús es esa Persona, que fue convalidada por Dios Padre al resucitarlo de los muertos (Romanos 1:4), por lo tanto buscas siempre hacer su voluntad (Mateo 7:21-23), eres salvo. Recuerda: fe es primero confianza en lo que se ofrece a través de la predicación del evangelio, luego una apropiación personal de lo ofrecido, y finalmente la acción de fe que obedece.

¡Vive con seguridad tu identidad en Cristo! "Somos hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús" (Gálatas 3:26).




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