Génesis 1:1:
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”.
DIOS, EL INCOGNOSCIBLE
El versículo que leímos recién es el principio de la Biblia. Y empieza a explicarnos que Dios es el principio, la fuente, de todo lo que vemos.
Génesis 1:1 (nuevamente):
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”.
En hebreo, la palabra “creó” es “bará”. Es una palabra que solamente puede usarse para Dios, porque es traer algo a la existencia de la nada. Nosotros cuando creamos algo usamos una o más cosas que ya existen para crear otra cosa. “Bará” es traer algo a la existencia sin usar nada previo, es crear la esencia de algo.
Así que de la nada se crearon (“bará”) los cielos y la tierra.
¿Quién creó de la nada?
Dios.
¿Qué es Dios?
Nos supera por completo.
Su esencia es lo imposible de entender para nuestra mente humana.
Todo lo que podemos explicar nosotros como seres humanos, es lo que está dentro de nuestra esfera de vida: nuestro tiempo, materia y espacio.
Aun la persona con la más prodigiosa imaginación que pueda contarnos una historia donde los leones vuelan cantando, no hace otra cosa que mezclar cosas que ya conocemos:
1- leones
2- cosas que vuelan
3- seres que cantan.
Imaginemos lo que imaginemos, por más fantaseoso y maravilloso que sea, sigue siendo una mezcla de cosas que ya conocemos.
Y Dios es Espíritu y habita en una esfera espiritual. Una especie de universo paralelo al nuestro, que no conocemos. Como lo que algunos científicos denominan "universos paralelos del Nivel IV" donde se presupone que aun la materia, energía, cantidad de movimiento y las leyes físicas y constantes son distintas.
Un universo paralelo al nuestro que nosotros no tenemos la capacidad de percibir, y que nosotros los humanos no tenemos la menor idea de cómo es.
Según 2 Corintios 12, Pablo “fue arrebatado hasta el tercer cielo” (a ese mundo espiritual). El ni comprendía lo que había pasado. No tenía ni idea si había ido "en el cuerpo o fuera del cuerpo" (versículo 2).
Allí “oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar” (versículo 4).
La “Nueva Traducción Viviente” lo traduce así: “oí cosas tan increíbles que no pueden expresarse con palabras”.
Estamos hablando sin duda de un Ser Todopoderoso y una esfera que supera absolutamente nuestra comprensión. Job 36:26 afirma: “Dios es grande, y nosotros no le conocemos”.
1 Timoteo 6:16 dice que Dios “habita en luz inaccesible, a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver”.
Con mucha razón Agustín, en el siglo IV, dijo: "Si lo comprendieras, no sería Dios” (“Sermones”. 52,6,16).
DIOS ES AMOR
Ahora, ¿por qué nos creó Dios?
¿Por qué quiso traer a la existencia al hombre y su habitat (el cielo y la tierra)? ¿Para qué? ¿Para qué complicar su vida con nosotros?
Este Dios, en quien están reunidos todos los poderes existentes, decidió ser como un Padre que trae a la existencia. Una de las raíces de la palabra "padre" es origen, principio.
Hoy en día muchas mujeres no quieren tener hijos y lo evitan tanto como pueden. Ellas dicen que el tener hijos absorbe la vida de la madre, le ocupa tiempo, preocupación, la vuelve vulnerable, le hace sufrir, le saca energía para otros proyectos, le trae más y más trabajo. Y ¿saben qué? Todo eso es verdad. Pura verdad. Y no solo es pura verdad para la madre, también para el padre. Es pura verdad para los padres
¿Entonces por qué alguien querría la paternidad? ¿Por qué alguien querría traer a la existencia un niño que absorbe la vida de sus padres, les ocupa tiempo, preocupación, los vuelve vulnerables, les hace sufrir, les saca energía para otros proyectos, les trae más y más trabajo?
La respuesta es: ¡hay algo en el corazón de los padres! Es un amor que no podemos explicar, pero que es preciosísimo. Amamos a nuestros hijos antes de traerlos a la existencia. Amamos a nuestros hijos antes de gestarlos. Amamos a nuestros hijos cuando están en el vientre y aún no los vimos con nuestros ojos físicos, pero ya los soñamos. Amamos a nuestros hijos apasionadamente cuando los vemos nacer, aunque aún no hicieron ni bien ni mal. Amamos a nuestros hijos cuando son niños que todo lo que hacen está mal hecho, incompleto, sin desarrollo, sin formación, sin ejercicio. Aún no son lo que serán, apenas están desarrollándose, pero los amamos con locura, y vemos lo que hacen como las máximas obras de arte, porque simplemente lo hicieron ellos. Son... nuestros hijos...
Su mirada nos derrite, una palabra suya siendo bebé causa infinitamente más que una poesía perfecta creada y recitada por el máximo poeta de la historia. Y los padres se pelean por si dijo primero “papá” o “mamá”. Que camine unos pasos por primera vez produce un sentimiento imborrable mayor al de ver una danza clásica de la mejor bailarina del mundo o el máximo deportista.
¿Por qué?
Porque son... nuestros hijos...
Dios, al decirnos que creó al hombre y su habitat, no solo nos dice que ÉL es el Creador, sino que, ya da el primer clarísimo indicio, de que ÉL es Padre que quiso traer a la existencia.
¿Por qué?
1 Juan 4:8 revela algo fundamental de Dios: “Dios es amor”.
DIOS, LA AUTORIDAD SUPREMA
Cuando en Génesis 1:1 dice que Dios creó los cielos y la tierra”, en hebreo dice que fue “Elohim”: “En el principio creó ELOHIM (Dios) los cielos y la tierra”.
Esta es la primera definición de Dios en la Biblia: “Elohim”.
Tenemos que entender que los nombres en la Biblia y en la cultura hebrea en sí, son súper importantes. Definen a la persona.
Pero esto tiene un problema en sí. Elohim es plural.
Dios, en este primer versículo de la Biblia se está presentando en este plural, “Elohim”, como el poder sobre todos los poderes, el Dios sobre todos los dioses, “el Dios de dioses” (Salmo 50:1), “Rey grande sobre todos los dioses” (Salmo 95:3). EL es la plenitud de poder, el Amo sobre todos los poderes, en quien están concentrados todos los poderes de la eternidad y la infinitud, todo lo que los paganos consideraban dioses, está bajo su autoridad, no hay otro Dios fuera de ÉL, y todos los poderes cumplen su propósito final.
Así que, Elohim, Dios, en quien están reunidos todos los poderes existentes, crea de la nada (”bará”), no necesita de nada, y no necesita de nada para hacer lo que quiere hacer. ÉL trae a la existencia lo que quiere hacer.
Arístides, cristiano de Atenas, escribió de Dios alrededor del año 125 d.C.: “No nacido, no creado, naturaleza eterna, sin principio ni fin (Deuteronomio 33:27), inmortal, perfecto e incomprensible. Sin necesidad de nada, sino que todas las cosas necesitan de ÉL”.
DIOS DA ÓRDENES
Dios es la suprema autoridad sobre todo. Por eso para traer todo a la existencia, simplemente da la orden.
Génesis 1:3-11:
“3 Y DIJO Dios: SEA la luz; y fue la luz.
4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
5 Y LLAMÓ Dios a la luz Día, y a las tinieblas LLAMÓ Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.
6 Luego DIJO Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.
7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así.
8 Y LLAMÓ Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo.
9 DIJO también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así.
10 Y LLAMÓ Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas LLAMÓ Mares. Y vio Dios que era bueno.
11 Después DIJO Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así”.
Así Dios, la autoridad suprema fue creándolo todo. Dando la orden de que exista y luego dándole la orden a cada elemento de qué es lo debía hacer.
Lo vemos también en los seres de las aguas y de los cielos:
Génesis 1:20-22:
“20 DIJO Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos.
21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno.
22 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra”.
Lo mismo con los seres vivientes de la tierra (Génesis 1:24,25).
Dios, la autoridad suprema da la orden de que exista y luego da la orden a cada elemento de qué es lo debe hacer.
Y exactamente lo mismo hace con el ser humano:
Génesis 1:26-28:
“26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”.
Y Dios también creó a todos los seres espirituales y las esferas espirituales (Colosenses 1:16).
Dios, la autoridad suprema da la orden de que exista y luego da la orden a cada elemento de qué es lo debe hacer.
Dios es la fuente de todo lo que existe.
En ese sentido también es Padre de todo. Por eso Job 1:6 incluye a los ángeles como “hijos de Dios”.
Todo proviene de Dios, el Amo sobre todos los poderes, en quien están concentrados todos los poderes de la eternidad y la infinitud, la autoridad suprema. ÉL ordenó que las cosas vengan a la existencia y le dio orden a cada cosa para que haga según ÉL ordenó.
En un sentido Dios es Padre de todo. ÉL es la fuente de todo lo que existe.
DIOS ES EL SUSTENTADOR DE TODAS LAS COSAS
Dios no solo es la autoridad suprema que da la orden y las cosas existen, y da la orden para determinar qué deben hacer sus criaturas, Dios también es quien sustenta todo lo que existe.
La Biblia presenta a Dios como quien dirige y guarda su creación, y provee para su creación. Continuamente.
Jesús dijo que aún Dios conoce cuando el pájaro más insignificante cae a tierra muerto (Mateo 10:29), y que aún tiene contados nuestros cabellos (Mateo 10:30).
R. Kent Hughes, pastor y escritor, explicó: “Un segundo sin el poder de Dios y todo desaparecería. La materia no es Dios, pero Dios está en todo, y nada puede obrar o existir si no es por ÉL” (“Romanos: Justicia desde el cielo”).
Santiago 1:17 y Mateo 5:45 nos dice que todo bien proviene de Dios. Y Hechos 17:25 dice que Dios “es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas”.
Isaías 40:12-15:
"12 ¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados?
13 ¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole?
14 ¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia?
15 He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas".
Para el Señor la carga de gobernarlo todo es como una gota en un cubo o un poco de polvo en la balanza. Imperceptible. Eso es lo que le ocupa de su capacidad.
Para un bebe caminar le roba toda su atención. Un adulto lo hace sin pensar.
Así es este planeta para Dios frente a la Inmensidad de Dios.
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