Es la oración final de la "Liturgia de las Horas" de la Iglesia.
Tiene el carácter de preparar el alma para su pasaje a la vida eterna, como un ensayo diario de la propia muerte.
Cipriano escribió en el año 258 d.C.: "Al ponerse el sol y terminar el día, de nuevo es necesario orar. Puesto que Cristo es el sol indeclinable y el día verdadero, al faltarnos la luz y el día naturales, oramos y pedimos que de nuevo la luz venga sobre nosotros. En realidad, pedimos que venga Cristo, portador de la luz eterna" ("De Oratione Dominica". 34).
La oscuridad de la noche simboliza la muerte, el poder de las tinieblas y del diablo, que "anda alrededor buscando a quién devorar" (1 Pedro 5:9). Por eso nos acogemos al amparo del Altísimo y a la protección de Dios (Salmo 91). Y hacemos nuestras las palabras finales de Jesús en la Cruz: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lucas 23:46); y las últimas palabras de la Hora piden que "el Señor todopoderoso y misericordioso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa".
*Elegir alguna canción de adoración.
*Leer según Calendario en Completas Lecturas.
*Lee cada lunes una meditación al final del Calendario del día.
*Oración missional en Calendario.
*Una de las dos oraciones debajo final.
*Paz de Dios:
Anota en algún diario digital o cuaderno físico, algo que hiciste mal en este día. Luego de anotarlo pídele perdón al Señor por esto, y si tu error incluyó a otra persona, pídele perdón también. Cree que en Cristo recibiste perdón pleno de Dios en esto (1 Juan 1:9). No pases hasta lo siguiente hasta estar seguro de que crees esto último.
*Práctica de gratitud:
Anota en algún diario digital o cuaderno físico, 3 cosas que hiciste bien en este día. Si estás casado compartan mutuamente con tu cónyuge estas 3 cosas, y luego agradezcan juntos al Señor por capacitarlos y ayudarlos en estas cosas. Si eres soltero habla directamente estas 3 cosas con el Señor y practica la gratitud por su ayuda.
Dios está contigo en esta noche.
Superior a mí
"Yo viví en la locura de la rebelión. Yo viví ciego con el reino de las tinieblas, pensando que podía ser mi propia autoridad, que podía permanecer sentado en el trono de mi vida y determinar qué hacer, cuando, cómo y para qué. Fui un necio que seguía la corriente de este mundo bajo el dominio de Satanás, usando la vida que me diste para conseguir mis propios planes a mi manera. Siervo de mis deseos, dios auto creado que consideraba que si algo me parecía que me iba a hacer feliz, lo haría. Que si existías Dios, sin duda tu función era trabajar para mí, como empleado mudo, sin opinar, porque para decidir ya estaba yo. Ahora entiendo que mi pensamiento era: ¿Acaso la obligación de un Dios con todo poder no es ir detrás mío mientras hago mi propia vida y contrarrestar todo lo malo que quiera venir? ¿Acaso Dios sería tan egoísta de pedirme que haga algo que signifique que pierda algún placer, bienestar o gusto de mis apetitos? Tú viviendo para mí, me parecía un trato lógico. Tú ordenándome algo, un abuso cósmico de confianza que obviamente jamás ocurriría.
Oh... en mi miseria fui un ser de oscuridad. Oh reino de las tinieblas, lleno de altivez, que sigues tu camino cada día sin jamás postrarte ante el Creador y preguntar: ¿Para qué te dignaste crearme? ¿Qué quieres que sea? ¿Cuál es tu plan? Guárdame del navegar en círculos.
Dios mío, en esta noche te ruego, guarda a mi familia, mis hermanos de la congregación y mi propia vida, de todo embate del enemigo y de todo mal. Pero por encima de todo, guárdanos del peor de los ataques: que jamás volvamos a robarte la vida que nos diste para hacer con ella según nuestros planes, tomando decisiones en base a nuestra comodidad en este mundo, gastándola en nuestras ideas, proyectos, gustos, y distracciones; en vez de estar dedicados al proyecto de vida que hemos determinado cuando nos hablaste con claridad por tu Espíritu Santo qué era lo que querías que hagamos.
Te reconozco como infinitamente superior a mí, 'solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto, ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno' (1 Timoteo 6:15,16). Por lo tanto, que sea yo tu siervo. Hoy, hasta el día de mi muerte, y por los siglos de los siglos. En el nombre de Jesús. Amén".
Parte de la última generación
"Oh Dios, este mundo combate tu autoridad. Se levanta hasta los cielos y te grita que solo ellos son dioses exaltados que pueden hacer lo que les place con la vida que les diste y todo lo que les confiaste. Hacen y deshacen, van y vienen. Viven sus vidas cada día como dueños absolutos, señores que por tan dignos no necesitan dar cuentas a nadie.
Oh Dios, ten misericordia de mí, no sea hallado entre ellos. Aunque religioso y lleno de palabras de elogio hacia ti, no sea uno más del mundo que toma su vida entregado minuto a minuto al servicio de lo que me parece mejor a cada momento. No, no te robe así mi Señor. Sea destruido mi reino, y venga tu reino.
Tú me hiciste para un propósito, clame yo por saber con claridad qué debe hacer este siervo, y coloque mi vida en la carrera de lograrlo. No sea yo ladrón sino siervo. Tu Hijo Jesús dijo que se iba, pero que le entregaba su 'autoridad a sus siervos' para la misión hasta su regreso, y 'a cada uno su obra' por la que después les pediría cuentas (Marcos 13:34). No sea hallado durmiendo en el regreso de tu Hijo a reinar sobre la tierra (Marcos 13:35,36). Sea yo parte de esa última generación de tu Iglesia que a medianoche escucha el mensaje: '!Aquí viene el esposo; salid a recibirle!' (Mateo 25:6). Una generación ardiente que alumbrará a las naciones, llena de oración (Marcos 13:32-36), que hará que 'el evangelio del reino sea predicado en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin' (Mateo 24:14).
Me hiciste, soy tuyo, cada latido del corazón que me queda me fue confiado. Cumpla lo que esperas que cumpla (Efesios 2:10), logre lo que esperas que logre, predique de tu reino a los que esperas que predique, dé lo que esperas que dé. Toda mi familia y la Iglesia te rindan honores, no olvides a este tu siervo, que también sea para ti. Escucha por favor mi ruego, que no muera antes de que eso suceda.
En el nombre de Jesús. Amén".
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